El sector de energía renovable sigue despertando el interés de los players globales. Cuánto puede crecer este año. Los proyectos en marcha.
Con una radiación solar comparable a la que existe en el desierto del Sahara y los vientos que soplan en la Patagonia y en la provincia de Buenos Aires, las energías renovables en la Argentina solo necesitaban que el contexto fuera el favorable para empezar su desarrollo. Con la sanción de la ley de energías renovables en 2015 y el impulso que se le dio el año pasado a las licitaciones para sumar megavatios (MW) de fuente limpia a la red eléctrica, el momento parece, finalmente, ser el adecuado para que el sector despegue.
Los resultados de las distintas rondas Renovar muestran que en cada una de las licitaciones el Estado obtuvo ofertas por mucha más potencia que la que se había fijado como objetivo, con precios que bajaron cerca de un 26 por ciento en el caso de la energía solar y de casi el 30 por ciento en eólica.
“Lo que estamos viendo es que antes de 2015 no había un contexto político y económico adecuado para que muchos inversores estuvieran interesados en la Argentina. A partir del cambio de gobierno, de la transformación que empezó a vivir el país y de la regularización con los holdouts, la liberación del tipo de cambio y toda una serie de cosas e instituciones cada vez más fuertes, la Argentina pasa a ser un lugar atractivo”, explica Ezequiel Mirazón, socio Líder de Energía, Servicios Públicos y Minería de PwC Argentina, al tiempo que señala que el país está en boca de todos los inversores porque aún hay buenas tasas de retorno con un riesgo que está cayendo significativamente.
El atractivo que ven los inversores en el mercado de renovables en la Argentina reside, básicamente, en que el Estado toma el compromiso de comprar la energía eléctrica adjudicada a un precio prefijado. Así, quien realiza las ofertas logra un marco jurídico muy estable, con un contrato a 20 años en dólares, a lo que se le suma un contexto económico y político que pasó a ser atractivo para los inversores.
“¿Qué ofrece la Argentina a los interesados? Precios competitivos comparados con otros países de la región y un paquete de beneficios impositivos bastante atractivos. Hay un compromiso asumido por el país en cuanto a lograr un consumo mínimo de energías renovables. Aunque probablemente este año no se llegue a las metas propuestas por la ley, se va en ese camino”, apunta Francisco Macías, socio del estudio Marval, O’Farrell & Mairal.
El objetivo fijado en 2015 era que este año se llegara a un 8 por ciento de la matriz energética de fuentes limpias, porcentaje que debe aumentar en forma escalonada hasta el 20 por ciento en 2025. Para lograr esa participación de renovables, el Estado puso como intermediaria a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), que se encargará de comprar la energía generada.
“Salir al mercado privado no era una opción en el momento que asumió Macri. Hacerlo a través de Cammesa parecía la única opción viable para generar contratos de largo plazo por este volumen. Y para mejorarle el crédito a Cammesa, se creó una estructura con un fideicomiso, el Foder, y además se consiguió una garantía del Banco Mundial que aportara un elemento adicional a la seguridad”, explica Macías.
Ahora es el momento en que las empresas que resultaron ganadoras en las licitaciones del año pasado lleguen a la etapa de financiamiento para que puedan empezar a construir.
“Los jugadores que participan en licitaciones, en general, son vehículos creados al solo efecto de participar en esa licitación. Los bancos, al tratarse de una sociedad al solo efecto, cuyo único flujo de fondos para repagar el préstamo es el contrato con Cammesa, lo que miran es la financiabilidad de ese contrato, o sea qué posibilidades tiene Cammesa de terminar el contrato, si hay un problema de una disputa o un conflicto respecto de una cláusula del contrato, cómo se resuelve esa disputa, qué derecho exorbitante puede tener Cammesa respecto de modificar el contrato, de no modificarlo”, agrega Santiago Carregal, presidente del Consejo de Administración de Marval, O’Farrell & Mairal.
Para ello, aporta Carregal, el Estado buscó recortar lo más posible las facultades extraordinarias que tiene y se puso casi a la par de un privado. De esa manera, los bancos ven que los contratos son mucho más amigables y pueden otorgar financiamiento.
“Además, se desdobló la adjudicación del proyecto, la firma del acuerdo de compra de energía [PPA, por su sigla inglesa] de la fecha para hacer el closing financiero. Así le dan un tiempo al adjudicatario para que pueda lograr la financiación. Por eso es clave que ese contrato sea amigable para los bancos, que van a financiar el 90 por ciento del flujo necesario para construir los parques energéticos”, agrega. Asimismo, la ley habilita a negociar PPA entre privados siempre que se trate de energía de fuentes renovables.
“Esto abre otro mercado, el de un comprador ya no estatal sino empresarial. No se le vende energía al Estado, sino a los grandes usuarios de energía eléctrica. Hoy ya vemos que hay privados que están saliendo a negociar contratos directamente con los generadores”, explica Juan Bosch, presidente de Saesa.
Carregal aporta que aunque ya se están firmando PPA entre privados aún hay incertidumbre en cuanto a las condiciones comerciales: “Falta certeza de cómo se va a comparar el precio de la energía de PPA con el esquema del paraguas de Cammesa. Hay variables que no están definidas, sobre todo cuánta energía renovable va incorporar Cammesa a partir de estos PPA. Eso va a determinar el costo del privado que se quede dentro del paraguas de Cammesa”.
Según destacan en el sector, en las primeras licitaciones participaron, en su mayoría, jugadores locales. Los extranjeros estaban a la expectativa de lo que sucediera con el resultado de la PASO y las elecciones generales de octubre del año pasado.
“Hay muchas compañías que están mirando específicamente renovables. A nosotros nos sorprendió que en Renovar 1 y 1.5 licitaron básicamente empresas argentinas. La verdad es que inversores del exterior recibimos poco. Y hubo pocos extranjeros. Y creo que en las rondas que se hagan este año va a haber más inversores extranjeros, con distintas estrategias”, asegura Mirazón.
“Es verdad que la gran mayoría de los players que participaron son locales. Enel en la última terminó con un proyecto adjudicado y tiene otros más. NG participó, pero no ganó por precio. GE participa en proyectos con YPF y va a participar en más. Total lo veo más para suministrar a grandes usuarios, más que con Cammesa”, aporta Macías y agrega que otro player de peso que probablemente llegue en breve es el Fondo de Abu Dabi para el Desarrollo, creado por el emirato para disminuir su dependencia de las exportaciones de petróleo.
Entre las empresas que hoy están entrando en el mercado hay compañías muy diversas. Desde firmas de energía como YPF, a proveedores de equipos, como GE, Vestas, Toshiba, Mitsubishi, que son fabricantes de distintos equipos. Muchas ya se están instalando en la Argentina y están facilitando el acceso al crédito, porque son compañías internacionales que pueden financiarse a tasas más económicas y eso permite tomar el riesgo de esas compañías. “Lo que hacen es dos cosas; vender los equipos, dar financiación, y aparte, a veces, participan como equity, con una porción minoritaria”, señala Carregal.
Lo que se va a empezar a ver a partir de ahora, coinciden en el sector, es el crecimiento del mercado secundario de proyectos. Son muchos, explica Mirazón, los jugadores que entran en el negocio como desarrolladores y que tras concluir la construcción del parque lo venden: “En dos o tres años va a aparecer esta wave two, en la que veremos muchos deals. Y ahí es esperable que ingresen muchos fondos de pensión, porque al ser un negocio tan estable, es una de las inversiones típicas de este tipo de fondos”.
El socio de PwC agrega que los que lograron posicionar bien un proyecto de renovables lo hicieron gracias al financiamiento conseguido mediante alguna agencia de crédito a las exportaciones (ECA) u organismos multilaterales: “En el mix de tasas hay una crítica de que la Argentina para estos precios aún queda tensa para el retorno. Pero solo con el piso que se consigue al bajar el riesgo país, ya se ponen atractivas las tasas de retorno para los proyectos”.
Carregal dice que más allá de cómo queden las tasas de retorno, renovables tiene la ventaja de que el payout de los proyectos es corto: “Se amortiza la inversión en cuatro a seis años. La exposición al riesgo país o a Cammesa es relativamente corta, comparada con proyectos de infraestructura de los PPP. Aparte son proyectos relativamente sencillos de operar. El parque eólico se arma y casi no tiene mantenimiento”.